“No existe el fracaso, salvo cuando dejamos de esforzarnos” Marat
La historia del hombre está plagada de esfuerzos, ensayos y errores, y hay situaciones en las que se pone a prueba la voluntad de mejorar, la esperanza de un futuro mejor y la unidad de los trabajadores.
Los obreros de Chicago, sujetos a una exagerada explotación, iniciaron en 1886 un movimiento que tenía por objeto LA REIVINDICACIÓN DE LA JORNADA LABORAL DE OCHO HORAS, que hasta ese momento no se respetaba. La reducción de las jornadas de trabajo traería por consecuencia evitar el desgaste físico de los trabajadores y dar oportunidad a los desempleados de obtener un trabajo remunerado en las fábricas. El Congreso de Sindicatos y sociedades obreras de Estados Unidos de Norteamérica, celebrando en Chicago, determinó iniciar una huelga general el 01 de mayo, si la parte patronal no aceptaba el reclamo. Este movimiento obrero contaba sólo en la ciudad de Chicago con 110000 obreros dispuestos a lanzarse a la huelga. El Congreso de la Segunda Internacional celebrado en París en 1889, retomó, a nivel mundial, la lucha por los derechos de los trabajadores, entre los que se contaban la jornada laboral de 8 horas. En ese mismo Congreso se instituyó el 1º de mayo, como el día de internacional del trabajo en el que se rinde homenaje a los mártires de Chicago.