Cada 17 de agosto, la memoria colectiva se detiene para honrar la figura del General Don José de San Martín, padre de la Patria y forjador de nuestra independencia. Su vida y su obra trascienden el bronce y las páginas de la historia: San Martín fue un hombre de convicciones firmes, de visión estratégica y de profunda humildad personal, que puso el bien común por encima de cualquier interés individual.
En tiempos actuales, marcados por desafíos sociales, económicos y culturales, su ejemplo nos interpela: ¿qué significa hoy luchar por la libertad? ¿Cómo se traduce en nuestro presente el valor de la unidad y la cooperación que San Martín defendió para los pueblos de América? Su vida nos recuerda que la grandeza no se mide por los títulos, sino por la capacidad de comprometerse con causas que trascienden la propia existencia.
San Martín nos enseñó que el verdadero liderazgo se funda en el servicio, en el esfuerzo compartido y en el respeto por la dignidad de los pueblos. En una época en que la fragmentación y la desconfianza parecen ganar terreno, su legado nos invita a recuperar la mirada amplia, a construir acuerdos y a sostener con coherencia los valores que proclamamos.
Conmemorarlo es más que rendir homenaje: es asumir que cada generación tiene la responsabilidad de defender la libertad, la justicia y la igualdad con la misma determinación con que él cruzó los Andes. San Martín sigue vivo en cada gesto de solidaridad, en cada acción que siembra futuro y en cada decisión que prioriza el bienestar común por encima del beneficio personal.
